Se considera un
hábitat como el espacio que habita y ocupa un ser vivo, entonces para los
humanos un hábitat sería el lugar en que una persona o un grupo de personas residen
o está asentado; sin embargo aunque la noción de hábitat implica la idea de
permanencia en un ámbito físico en que se vive, este también implica cultura,
sentimientos, relaciones y los procesos de nacer, crecer y desarrollarse como
individuo así como adaptarse a un grupo social.
En este sentido
que incluye el espacio físico y el psicosocial sabemos y reafirmamos
constantemente a la familia como el primer entorno de formación de los hijos, en
donde desde el nacimiento el niño vive un conjunto de experiencias
estructuradas de una determinada manera, a través de las actividades que se
relacionen promueven, alientan, y apoyan a la propia familia y que van
relacionadas con el espacio físico que ocupan, la cultura, el nivel de
instrucción e incluso el perfil psicológico
de las personas que conforman el grupo.
Adicionalmente,
el hogar y la familia no es la única influencia que recibe el niño en formación
desde que nace, sino que también, en la actualidad venezolana es muy común que
los infantes estén en constante contacto con la comunidad que los rodea
(vecinos, otros familiares, guarderías, etc). Esto ocurre como consecuencia de
diversas condiciones sociales, económicas y políticas que en muchos casos
llevan a los padres fuera de casa a trabajar, dejando el cuidado de los niños a
cargo de otros actores de gran influencia, como niñeras, abuelas, vecinos, hermanos
mayores, etc. , esto ocasiona un cambio en el espacio físico, afectivo y
sociocultural (hábitat) que experimente el niño y que influye en la forma en la
que se desarrollará como persona.
En otras
situaciones, las limitadas dimensiones de las viviendas y la cantidad de
personas que habitan en las mismas, como varios grupos familiares, o
residencias compartidas es frecuente que en estos hábitat residenciales los
niños permanezcan muchas horas en las calles, veredas o espacios comunes con
los vecinos que conforman un grupos de juegos, siendo estos verdaderos ámbitos
socializadores, ya que los amigos del vecindario transmiten valores, normas y
actitudes que pautan el comportamiento de los niños; estos grupos de iguales desde
el punto de vista cronológico en muchas ocasiones y especialmente de desarrollo
socioemocional los infantes y encuentran acogida, reconocimiento y protección,
siendo por tanto muy valorados por ellos.
En síntesis, la
familia y la comunidad juegan un papel importantísimo en la formación integral
de los niños y niñas en cuanto a que son en la actualidad y realidad venezolana
no solo los primeros hábitat a los que pertenece el individuo si no en los
cuales pasa la mayor parte de su tiempo.
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